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sábado, 3 de noviembre de 2018

LEYENDA DEL ROSARIO DE AMOZOC

TERMINO COMO EL ROSARIO DE AMOZOC debido a ¿UNA MUJER DE PELO EN PECHO?

¡Hey! En esta ocasión debido a la celebración del Día de Muertos en México, voy a contarles la historia del Rosario de Amozoc que ocurrió en un pueblo conocido por sus hermosas artesanías mexicanas. Amozoc es una población del estado de Puebla que ofrece atractivos singulares al visitante y al coleccionista.

La leyenda ha sido contada de diferentes maneras ya que ha pasado de generación en generación, sin embargo la que hoy les mostrare es una recopilación de la ENCICLOPEDIA “MÉXICO DESCONOCIDO” tomo VI, que se publicó en Mayo de 1997.

EN AMOZOC NO SOLO ESPUELAS Y ROSARIO


Un “rosario en latín que tuvo un mal fin” forma parte importante de las leyendas de la ciudad.
A escasos 14 Km. de la ciudad de Puebla y a orilla de la carretera 150, que va a Tehuacán , está situada la población que tanta fama tiene por los objetos de plata y de hierro que ahí se hacen, entre los cuales destacan las espuelas y frenos, las crucetas y empuñaduras de machetes y las espadas.

TODO PARA LOS CHARROS

También confeccionan aretes de plata con los símbolos de Amozoc; las espuelas. Los mejores charros de la república e incluso los que no lo son, pero en ocasiones gustan de vestir como tales, encargan a los orfebres de la localidad que elaboren para ellos no solo espuelas, sino todo aquello que realza el traje charro, así como algunos de los arreos que llevan las sillas y los caballos.

La orfebrería se inició en la época en que los franciscanos vivieron en Amozoc, quizá alguno de ellos era toledano o conocía los secretos para labrar el metal y los transmitió a algunos lugareños, con la firme intención de fabricar candelabros, ostentorios, pantenas y otras piezas usadas en el culto se conservan  algunas de estas joyas.
Con el tiempo se fueron modificando los trabajos y empezaron a ser coleccionados en las casas de las familias pudientes.

Al imponer la historia los inevitables cambios, los orfebres de Amozoc comenzaron a fabricar accesorio y utensilios para la charrería. Las espuelas que aquí se fabrican son de cuatro hilos o costillares, o bien cortas con una rodaja especial para colear. En verdad el tipo o estilo no importan; todas son bellísimas y de ellas alguien dijo “espuelas de Amozoc cuyo pavón no borra el tiempo, ni el andar maltrata”.

EL ESCENARIO DEL DRAMA

El domingo que es el día de plaza, la superficie que ocupa el jardín principal se cubre materialmente de puestos en los que se exhibe una gran variedad de productos. Al oriente de esta plaza se localiza la iglesia de San Francisco terminada en 1585 siglo XVI.

Actualmente la campana de la iglesia esta sostenida por un árbol y el tronco de otro, muy cerca de la entrada del atrio que fue el escenario de del famoso “Rosario de Amozoc”. ¿Quién no ha escuchado la célebre frase: “Terminó como el rosario de Amozoc”? Más, por si alguien la desconociera he aquí su historia.

Aun cuando la fecha es imprecisa no tiene gran importancia para el relato, lo mismo pudo haber ocurrido este suceso en el siglo XVII o hasta el XIX, lo interesante es el curso que tomaron los acontecimientos.

La virgen del Rosario, siempre ha sido la patrona de orfebres de Amozoc, y desde que iniciaron sus labores estos han procurado sobresalir en su actividad. En época inmemorial había dos bandos de orfebres o forjadores de metal y era tal la fuerza que ambos grupos habían adquirido, que ya imponían sus condiciones para tal o  cual celebración, y sobre todo para la de su patrona.
Unos y otros echaban la casa por la ventana año con año para superar a los organizadores de los anteriores festejos, y no solo estaban divididos los orfebres sino todo el pueblo.

A tal grado llego la rivalidad, que hubo la necesidad de que intervinieran las autoridades tanto públicas como eclesiásticas para poner un poco de orden. Se decidió que un grupo celebrara la festividad los años nones y el otro los años pares “con lo cual tendrían más tiempo para preparar su fiesta”. La gente acato tal disposición y continuaron los festejos anuales.


UNA MUJER DE PELO EN PECHO



Uno de los bandos tenia a la cabeza a un sujeto agresivo y belicoso cuya querida era una mujer a la que debido a su constitución anatómica, el vulgo la apodaba la Culata. Esta era una hembra bravía acorde en todo con su amante. No había fiesta por modesta que fuera, en la que no estuviera presente la Culata, sabedora de que era temida y respetada.

Todo transcurría más o menos tranquilamente, cuando Puebla y sus alrededores empezaron a verse convulsionados por los problemas políticos que nunca han faltado en nuestra historia. Esto hizo que se suspendieran no solo las festividades sino también algunas actividades cotidianas, lo que altero por un tiempo “el buen vivir” de los vecinos de Amozoc.



Cuando paso el vendaval la vida tomo su curso normal y el pueblo se dispuso a celebrar una vez más sus fiestas, y aquí empezó el conflicto… Era un año par y los festejos no habían  tenido lugar el año anterior, ¿A quien le correspondía organizarlos? Al grupo del amante de la culata le tocaban los festejos de los años nones y sus miembros querían que se realizaran ese año que como dijimos era par. Surgieron las discusiones y tuvo que intervenir de nuevo la autoridad y se resolvió, que fueran los del año par quienes organizaran los festejos, para no romper con lo establecido.

Todos acataron la orden y se dispusieron a realizar los preparativos varias comisiones especiales emprendieron el viaje a puebla con el fin de recaban fondos necesarios para la festividad; se contrataron bandas y orquestas, a los mejores coheteros se les encargo la realización de los castillos y toritos, y se logró que por invitación especial asistieran los faroleros de la catedral poblana; en fin, la fiesta prometía ser muy rumoreada.

Y TODO POR LA CULATA

Llego por fin el día esperado por todos. La iglesia lucia regiamente engalanada; había ramos de flores por doquier y largas cortinas pendían del techo, mientras las velas, los cirios y las veladoras iluminaban profusamente el interior y el atrio se engalanaban con banderitas de papel picado. Desde temprana hora los cohetes compitieron con las campanas llamando a los fieles a misa; no cabía duda de que el festejo era en grande.

Foto tomada de Cachitos de Amozoc
A la Culata y a sus partidarios no les cabía en el cuerpo el disgusto que les había producido esta festividad, por lo que se dedicaron a celebrar la fiesta a su manera con abundante comida y bebida, y por la tarde los efectos eran muy marcados. Cuando los cohetes y las campanas llamaron a los fieles al rosario estos acudieron de inmediato. En el interior del templo no cabía ni un alfiler, se rezó el rosario como en otras ocasiones. La gente ya estaba afuera con sus cristos y sus altos ciriales, los faroleros de Puebla encabezaban la procesión y al jefe de ellos le correspondía cantar la letanía. El cura gordo y bonachón de apellido López Cepeda, miraba con cara sonriente el desarrollo de los festejos y mientras sus manos se entrecruzaban sobre el abultado vientre, comenzó la procesión. Una voz potente cantaba Mater die y el pueblo contestaba Ora Pro nobis, Refugium peccatorum, Ora pro nobis, y así sucesivamente.

Junto a una de las puertas del atrio se habían colocado los secuaces de la Culata y de su querido; muy cerca de ellos los faroleros de Puebla caminaban con paso lento.
Al pasar frente al grupo ocurrió que en ese mismo momento se cantaba el verso que dice Mater Inmaculata, la voz sonó fuerte y clara, pero el alcohol ya había hecho efecto, y en medio de su borrachera el bando rival escucho que decían “Maten a la Culata”… Los ánimos se encendieron y de inmediato salieron a relucir los cuchillos y los puñales en tanto que Cristos y ciriales se convertían en armas poderosas en manos de los fieles. Todo era confusión, gritos, alaridos, palabrotas y así termino el “Rosario de Amozoc”.
Aun hoy en día por la noche pueden escucharse los gritos y lamentos de las personas en la iglesia que dicen “Maten a la Culata”.

ESPECIALISTAS EN MINIATURAS

Sin embargo, Amozoc no solo es famoso por sus espuelas y su rosario, también tienen fama las diminutas piezas de barro, que ahí se elaboran. Resulta increíble ver como las manos gruesas y toscas del campesino se convierten en manos de artista para plasmar las más diversas manifestaciones de la vida diaria así como los elementos que en ella intervienen.

Esto es solo una muestra de lo que México puede brindarnos a través de las tradiciones y costumbres. Espero que les haya gustado la historia. 

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